Hay lugares en la ciudad donde el tiempo parece haberse detenido, como si años de olvido y ocupación irregular hubieran congelado la esperanza. Chambacú fue, durante décadas, uno de esos territorios: un pedazo de Cartagena arrebatado a la ciudad, convertido en negocio de unos pocos y en refugio precario de muchos. Hasta hoy.
La recuperación de 7.404 metros cuadrados en el sector Papayal no es solo la cifra de un procedimiento administrativo; es la imagen palpable de una ciudad que vuelve a confiar en su gobierno. Con decisión política firme, el alcalde Dumek Turbay Paz orientó un proceso que muchos consideraban imposible. Y bajo su liderazgo, el secretario del Interior, Bruno Hernández, tejió la coordinación jurídica, social y operativa que permitió actuar sin improvisación, sin arbitrariedad y sin desamparo.
Antes de desmontar los últimos negocios ilegales —35 en total, entre ellos la Panadería Delicias Chambacú y dos talleres— la Administración eligió un camino distinto al de la fuerza: el del respeto por la vida de quienes también habían sido víctimas del abandono histórico. 104 familias, 67 del sector de “Las Pesebreras” y 37 del Papayal, fueron reubicadas previamente en hogares dignos: Caminos del Cerro, Torres de Sevilla y el edificio Giomar. Allí, lejos de la sombra de las invasiones, comienzan hoy nuevas historias.
Ese acto de humanidad fue la antesala de un operativo riguroso que cumplió la orden No. 003 de la Inspección de Policía de la Comuna 2, ratificada por la Secretaría del Interior. Una operación que no avanzó sola: la Gerencia de Espacio Público, Corvivienda, la Secretaría de Participación, Umata, la OAGRD, Bomberos, el DATT y la Oficina de Apoyo Logístico hicieron parte del engranaje institucional; la Policía Metropolitana aseguró el orden; la Personería Distrital, el ICBF y Migración Colombia garantizaron la transparencia y el respeto por los derechos humanos.
Hoy, ese predio finalmente vuelve a respirar Cartagena. Ya no será un rincón cercado por la informalidad, sino un espacio que se integrará al Complejo Deportivo Nuevo Chambacú, un lugar pensado para el movimiento, la recreación y la convivencia. También dará paso a nuevas vías que descongestionarán uno de los puntos más pulsantes de la ciudad.
Pero más allá del cemento que se demuele o del que se construirá, esta recuperación envía un mensaje mayor: Cartagena está recuperando la fe en una administración que actúa, decide y cumple. La gestión de Dumek Turbay no solo devuelve el orden al territorio; devuelve la confianza a una ciudadanía cansada de promesas sin destino.
Chambacú, ahora sí, vuelve a ser de todos.
Y Cartagena vuelve a creer.
