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Entre hojas y tradiciones: La centenaria danza de Adela Tapia con los tabacos en San Jacinto

Entre la tranquilidad de San Jacinto, Adela Tapia de Medina, una matrona venerable de 80 años, teje su historia entre hojas de tabaco. Su vida, marcada por la tradición centenaria de doblar tabacos, la ha convertido en la custodia de un arte que ha cultivado desde que la razón se hizo dueña de sus días.

En la quietud de su hogar, Adela encuentra la felicidad en el ritual diario de dar forma a entre 200 y 300 tabacos, un arte que ha perfeccionado con el tiempo. Sus manos, hábiles y experimentadas, dan vida a cada cigarro, cada uno contando la historia de décadas de dedicación.

Aunque el humo solía danzar en su vida, hace más de veinte años que Adela dejó atrás el hábito de fumar. Ahora, su pasión se traduce en la creación de estas pequeñas obras de arte, cada una impregnada con el aroma de la tradición y la destreza acumulada a lo largo de los años.

Su modesta morada se ha convertido en un santuario para los amantes del tabaco que buscan una experiencia diferente. Adela, con sabiduría acumulada, afirma: “Yo envuelvo tabaco todos los días, y la gente viene a comprarlos por decenas, porque creo que este hace menos daño que el cigarrillo”. Su fe en la nobleza de su oficio se refleja en cada gesto, convirtiendo su modesta labor en una contribución atemporal a la cultura y la salud de su comunidad.

Adela, con su mirada serena y su corazón arraigado en la tradición, espera seguir doblando tabacos hasta que Dios la llame de este mundo, manteniendo viva una costumbre que ha sido parte de su identidad y de la historia de San Jacinto durante generaciones.

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