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“Mami no me lleves al colegio porque el profesor es malo”

“Los nombres de los protagonistas de esta historia han sido cambiados. El jueves pasado, padres de familia denunciaron que un alumno de 11º de una Institución Educativa del Suroccidente de la ciudad, de 18 años, que cumplía con el programa de alfabetización, había realizado tocamientos en sus partes íntimas (acto sexual abusivo con menor de 14 años) a más de 10 niñas, entre los 6 y 8 años, de primer grado de primaria. La Policía de Infancia y Adolescencia, y la Fiscalía investigan”. Este es el calvario que vive una madre”

A las 12 : 00 del mediodía del jueves 4 de agosto, como siempre, desprevenida, Adriana fue a buscar a su hija Nina, de seis años, a la Institución Educativa, pero cuando llegó al salón sintió el ambiente enrarecido, como si algo hubiera invadido la atmosfera. Llegó a la puerta del aula de clases cuando se comenzaba a sentir la algarabía de las alumnas que esperaban la hora de salida. Adriana buscaba a Nina con su mirada. Pudo verla, sentada en su silla porque no había terminado la tarea. Esperó y al rato, cuando su hija venía a su encuentro, pudo escuchar que otra infante le hablaba con desespero a la profesora de grupo, hasta que llamó su atención: “Seño, el profe me tocó aquí abajo”, señalando su entrepierna.

Adriana sintió desfallecer, los ojos se le nublaron, las manos le temblaban y empezó a sudar frío, pero no perdió de vista a Nina que estaba cerca de la docente. Con la mirada, como solo se comunica una madre, le preguntó si a ella le había pasado lo mismo. La niña asintió con la cabeza. De inmediato corrió hacia ella, la cargó y sin pensarlo gritó con todas las fuerzas de sus pulmones: “Noooooooooooooooooooo”. El alarido causó alarma entre los demás padres de familia que al instante se percataron de la situación, hasta que uno de ellos preguntó:

-. ¿Qué pasó?

Adriana respondió casi ahogándose:

-. “Dicen que el profesor tocó a varias niñas”.

Ahí se armó Troya, pues los padres y acudientes comenzaron a indagar con las demás niñas. En esos momentos cuatro niñas denunciaron lo mismo, advirtiendo que el profesor se las sentaba en las piernas y las tocaba dizque para que entendieran mejor. Una niña, según cuenta Adriana, le dijo al papá que el profesor le había ofrecido una muñeca para que no dijera nada a nadie. También señaló que un joven blanco pelo largo, cara redonda, que llevaban hacia la rectoría varios profesores era el culpable. En ese momento es que advierten que no era un profesor sino un estudiante de grado 11º que estaba cumpliendo con la alfabetización, requisito para graduarse de secundaria.

Cuenta la mujer que el desespero invadió su ser y no sabía qué hacer ante el repentino llanto de su hija, de su bebe, de su pedacito de cielo, quien se puso nerviosa por verla llorar a mares.  Lo que vino después fue impotencia y dolor.

En medio de su intranquilidad agarró a su hija y a una sobrina suya que está en el mismo salón de clase. Su sobrina dijo, con la ingenuidad de una niña de seis años, que el profesor también la había tocado, señalándose el ombligo. Adriana entró en pánico y comenzó a hablar duro pidiéndole  justicia a Dios. Cuando la angustia la consumía y sus gritos atrajeron a alumnos, padres de familia y cuerpo directivo, una profesora le hacía señas que bajara la voz, pero entonces gritaba con más fuerza:

-. “¿Por qué? si cometió un delito. No puedo calmarme porque esto es grave”.

Al rato otro padre de familia dijo que su hija también había sido víctima del supuesto profesor. Entonces, dice, la llevaron ante una psicóloga, quien le pedía que se tranquilizara porque eso afectaría a su hija y sobrina.

A los directivos del colegio, dice, ya se les había salido la situación de las manos. Por lo que otro padre de familia envuelto en su desespero, quizá para evitar tomar justicia con sus manos, llamó a la Policía. La mujer comenta que después que llegaron los agentes, quienes entraron a hablar con los maestros y el acusado, no pasó más nada.

“A nosotros nos mandaron a Medicina Legal donde les hicieron exámenes y estudios a las niñas. Posteriormente fuimos a la Fiscalía y colocamos el denuncio. Gracias a Dios mi hija físicamente está bien, pero hay veces que se queda ida, como pensativa, callada. La psicóloga dice que hay que esperar, pues es posible que este episodio la pueda afectar. Tengo miedo porque por atreverme a denunciar pueda pasarme algo. Del hombre que tocó a las niñas dicen que, en su perfil de Facebook, que ya cerró, tenía contenido sexual y sus seguidores eran gente rara que tenía fotos que mostraban desnudez. Pero ya cerró el perfil y me dicen que la mamá es influyente y que lo sacaron de la ciudad. Lo único que pido es justicia porque si no lo meten a la cárcel, quien sabe en qué podrá convertirse en un futuro”, dijo la mujer en medio de lágrimas.

El padre de Nina también señala que sobre este joven debe caer el peso de la ley y tiene la confianza en que debe pagar por sus faltas, pero en el colegio nadie dice nada. “Rogamos a las autoridades y a la Secretaria de Educación del Distrito que lleven esto hasta el final”.

Adriana revela que el pasado jueves fue la primera vez que el supuesto profesor manoseó a su hija, pero otras niñas denunciaron que venía haciéndolo hace semanas. “Quiero que esta pesadilla, que me consume a mi y a los demás padres cuyas hijas fueron abusadas y no quiero volver a escuchar a Nina decir: Mami no quiero ir al colegio porque el profesor es malo”.

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