En una Cartagena de Indias donde los contrastes sociales conviven con la belleza del mar y la historia, el doctor Marcelo Ramírez Barrios ha decidido que su lucha contra la obesidad no se libra solo en hospitales. Aunque su trayectoria como cirujano bariátrico y metabólico lo ha posicionado como uno de los especialistas más reconocidos en Cartagena, Ramírez ha convertido su práctica médica en una cruzada integral que incluye el bisturí, la educación nutricional y, de manera innovadora, la cocina compartida con sus pacientes y la comunidad.
“Combatir la obesidad requiere mucho más que una intervención quirúrgica. Es un trabajo profundo, humano y colectivo”, asegura. Y no lo dice desde la comodidad de un consultorio, sino en medio de un taller de cocina saludable, rodeado de pacientes y amigos que, entre vegetales frescos y preparaciones naturales, redescubren el placer de comer bien.
Formación con visión global
Ramírez Barrios es médico egresado de la Universidad del Sinú y se especializó en cirugía general en el Hospital Nacional Alejandro Posadas de Argentina, donde también obtuvo formación avanzada en cirugía gastrointestinal y endoscópica en la Universidad Católica de Buenos Aires. Su práctica lo ha llevado a formar parte de la Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad y Trastornos Metabólicos (IFSO, por sus siglas en inglés), lo que lo vincula con las tendencias científicas y éticas más rigurosas del campo.
Pero a pesar de ese perfil técnico e internacional, su enfoque está profundamente enraizado en el contexto social colombiano. “La obesidad en Colombia no es solo un problema clínico, es un fenómeno cultural, económico y emocional. Estamos enfrentando una pandemia silenciosa, que afecta a más del 56% de la población adulta. Si no actuamos desde múltiples frentes, los costos serán cada vez más altos para el sistema de salud y para la vida de miles de personas”, advierte.
Más allá del procedimiento: una estrategia de vida
Aunque su especialidad es la cirugía bariátrica —que incluye procedimientos como el bypass gástrico, la manga gástrica y la cirugía revisional—, el doctor Ramírez insiste en que ninguna operación puede sustituir una reeducación nutricional real. “Esto no se trata de cortar el estómago y esperar milagros. La cirugía es solo una herramienta dentro de un proceso más amplio que implica compromiso, hábitos, emociones y disciplina. Aquí el paciente no pierde peso: recupera salud, energía y dignidad”, señala con firmeza.
Por eso, Ramírez ha diseñado una estrategia complementaria basada en la cocina como herramienta terapéutica. En sus encuentros con pacientes, no solo se discute sobre calorías o macro nutrientes, sino que se cocinan recetas reales, accesibles y sabrosas, centradas en ingredientes locales y naturales. El objetivo: demostrar que comer sano no significa renunciar al placer ni a la identidad gastronómica.
“Debemos regresar a la comida de verdad, la del campo, la que no viene procesada ni ultraelaborada. Alimentos bajos en grasa, bajos en carbohidratos, sin aditivos. Ese es el camino hacia una nutrición sostenible”, afirma mientras enseña a preparar una ensalada fresca acompañada de proteína vegetal.
Una visión integral del paciente
Otro de los pilares de su enfoque es la atención al componente psicológico y emocional del sobrepeso. “Muchos pacientes llegan cargando años de frustraciones, traumas, intentos fallidos y estigmas. La obesidad no es una elección, es una condición médica compleja que debe tratarse con respeto, acompañamiento y ciencia”, enfatiza.
Por eso, el equipo que lo acompaña no se limita a anestesiólogos o enfermeros. Trabaja de la mano con nutricionistas, psicólogos y preparadores físicos, entendiendo que el éxito de una intervención no se mide solo en kilos menos, sino en calidad de vida ganada.
Un referente desde el Caribe
Desde su sede en Cartagena, Ramírez Barrios atiende pacientes de toda la región Caribe y otras partes del país. Su credibilidad se ha construido tanto en quirófanos como en redes sociales, donde comparte contenidos educativos y testimonios de pacientes que han transformado sus vidas. Su trabajo ha generado una comunidad que no solo busca perder peso, sino construir un nuevo estilo de vida, libre de mitos y ataduras culturales frente a la alimentación.
El doctor Marcelo Ramírez Barrios encarna una medicina que va más allá de la técnica: humaniza, acompaña y educa. En un país con indicadores crecientes de obesidad infantil, sedentarismo y enfermedades metabólicas, su voz es una alerta y a la vez una esperanza. Porque como él mismo afirma: “la cirugía cambia el cuerpo, pero solo el conocimiento y el amor propio pueden cambiar la vida”.