En Cartagena, la imaginación del hampa parece no tener límites. Esta vez, la creatividad criminal se disfrazó de oficio humilde: un hombre que aparentaba ganarse la vida limpiando vidrios en los semáforos resultó ser, según las autoridades, un expendedor de droga al menudeo con 300 dosis listas para circular en las calles.
Alias “JD”, de 34 años, fue sorprendido por uniformados en el barrio Chambacú durante un patrullaje de rutina. Entre el balde, el trapo y la escobilla que sostenía en la mano, la Policía halló más de 300 gramos de marihuana dosificada para la venta. La fachada del “limpia vidrios” le permitía pasar inadvertido entre carros y motocicletas, mezclando su presencia con la cotidianidad del tráfico citadino.
“Era un camuflaje perfecto para moverse sin levantar sospechas y entregar la mercancía en los semáforos”, señalaron investigadores del caso. Sin embargo, la estrategia se vino abajo cuando los agentes, al notar movimientos sospechosos, procedieron a requisarlo y hallaron los paquetes ocultos.
El capturado fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación y será presentado ante un juez para la definición de su situación jurídica. Según cifras de la Policía Metropolitana, en lo que va del año se han capturado 1.857 personas por delitos relacionados con estupefacientes y se han incautado 559 kilos de droga en la ciudad.
La coronel Sandra Bibiana López Duque, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cartagena, advirtió que continuarán los operativos para impedir la distribución de alucinógenos en las calles: “Estas capturas nos permiten neutralizar estructuras criminales y evitar que la droga llegue a manos de nuestros jóvenes”.
El caso de “JD” es un recordatorio de que, en Cartagena, la delincuencia no solo se mueve por callejones oscuros: también puede detenerse junto a usted, en el próximo semáforo, con un trapo en la mano y una sonrisa falsa de servicio.