El barrio Mateo Gómez, en El Carmen de Bolívar, quedó envuelto en un manto de tristeza y consternación. La noticia del hallazgo del cuerpo sin vida de Erika Ruiz, una mujer conocida por su alegría, solidaridad y espíritu comunitario, ha dejado un vacío imposible de llenar.
Durante días, familiares, amigos y vecinos la buscaron incansablemente. La esperanza de encontrarla con vida se desvaneció cuando, en una macabra revelación, su cuerpo fue encontrado enterrado en el patio de su propia vivienda.
El presunto feminicida no era un extraño: se trataba de su compañero sentimental, quien, presionado por el avance de las investigaciones, terminó entregándose a las autoridades.
“Erika era una buena vecina, siempre con una sonrisa, siempre dispuesta a ayudar”, recordó entre lágrimas una habitante del sector. Hoy, esas sonrisas que ella regalaba se transformaron en velas encendidas frente a su casa, en una vigilia silenciosa que clama justicia.
La comunidad no solo llora la pérdida de Erika; también exige acciones firmes y efectivas contra la violencia de género. Este crimen, como tantos otros, no puede quedar impune.
Mientras la Fiscalía avanza en las investigaciones para esclarecer todos los detalles del caso y llevar al responsable ante la justicia, El Carmen de Bolívar guarda luto por una mujer que solo sembró alegría, y que, lamentablemente, encontró un final que jamás debió tener.
Hoy El Carmen de Bolívar llora a Erika Ruiz, la mujer que con su risa iluminaba el barrio y que ahora, desde el silencio, nos recuerda que ninguna voz debe apagarse por la violencia. ¡Justicia para Erika!