En términos generales, teniendo en cuenta que se trata de un proceso establecido por la Ley y con claras directrices por parte de la Función Pública y Planeación Nacional, la transición entre gobiernos entrantes y salientes no deberían tener ningún tipo de traumatismos.
No obstante, en ocasiones, cuando los mandatarios electos pertenecen a corrientes políticas distintas a las de los gobernantes en ejercicio, suelen presentarse inquietudes, y a veces hasta especulaciones, entre los equipos de trabajo de los unos y los otros. Y, sobre todo, en este último caso, suelen expresarse sugerencias y recomendaciones a los futuros mandatarios y a los miembros de sus respectivas Comisiones de Empalme.
Pero estas sugerencias y recomendaciones, en el caso de Cartagena de Indias, deberían considerarse con la mayor atención, por el inquietante perfil del actual burgomaestre y, sobre todo, por su inopinado comportamiento desde cuando la noche del pasado 29 de octubre se supo que por el exgobernador Dumek Turbay Paz habían votado más de 160 mil ciudadanos.
Ya son muchas las voces de conocedores de lo que actualmente ocurre en el Palacio de la Aduana que sugieren que, en materia de transición, hay razones para temer que el proceso no sea el más correcto en la praxis y no en el mero discurso, por lo cual estar alertas y prevenidos será siempre el mejor consejo a seguir.
En ese orden de ideas, por la experiencia que tuve, justamente en un proceso de transición, al finalizar mi encargo como alcalde de La Heroica entre 2018 y 2019, me atrevo a poner en consideración estas líneas.
Para el contexto, primero hay que recordar que en el año 2018 fui encargado como alcalde, y de manera efectiva y oportuna recibí información general sobre el estado de la Administración por parte de la también alcaldesa encargada Yolanda Wong, quien tuvo la disposición no solamente para una transición ágil y cordial sino que, ya posesionado, me brindó tiempo y colaboración con detalles sobre las contingencias y complejas situaciones en marcha, e incluso, con aportes a sus soluciones.
Durante el segundo semestre de 2019, un año electoral, me correspondió, como fue mi deber, brindar garantías electorales a todos los sectores que a bien tenían el derecho en aspirar a ser el nuevo(a) mandatario(a) de los cartageneros(a),lo que cumplí con el rigor de la imparcialidad política que corresponde a los mandatarios apegados a la Ley, de lo cual pueden dar fe todos los partidos, movimientos y candidatos que participaron en la contienda.
Y después, tras las elecciones, preparamos y realizamos el empalme con el entonces alcalde elegido y actual mandatario de los cartageneros.
El 2 de noviembre de ese año, ya conocido el resultado del pre conteo electoral, y sin esperar que le fuera entregada al alcalde electo su credencial, lo invité a un empalme preliminar en el Despacho, donde dijo ante los presentes: “Agradezco mucho al alcalde Pedrito Pereira que me recibió manifestando la mejor voluntad por una transición perfecta, armoniosa, buscando continuidad por el bien de la ciudad. Agradezco su franqueza por explicarme los problemas de la ciudad y estoy convencido que vamos a manejar todo bien y espero contar con la asesoría del alcalde Pedrito, aún después de dejar la Alcaldía”.
Seguidamente, entre el 13 de noviembre y el 3 de diciembre, realizamos formalmente el empalme con las respectivas comisiones, y el acompañamiento de delegados de la Procuraduría y del Departamento Administrativo de la Función Pública, quienes suscribieron la correspondiente acta. Lo que vino después me ha hecho reflexionar sobre la certeza que encierra esa frase acuñada por la sabiduría popular: “Por el equipaje se conoce al pasajero”.
Pocos días después de sus amigables palabras de satisfacción y agradecimientos, en un evento en el Centro de Convenciones, aún sin haberse posesionado, el hoy alcalde comenzó a lanzar conjeturas sobre un supuesto “recibimiento no conforme” del Distrito, inaugurando con ello una tendencia difamatoria de la que nunca se desprendió. De hecho, hasta hace pocos días volvió a expresar, perversamente, que no había recibido la administración en los términos legales.
Ahora, cuatro años después, en virtud de una decisión ampliamente mayoritaria de los cartageneros en las urnas, el equipaje que exhibe el próximo mandatario de la ciudad se distancia ampliamente del de su antecesor.
Dumek Turbay, con sus pronunciamientos sobre la inclusión, la armonía y el trabajo en equipo, además de una plural y admirable conformación de la Comisión de Empalme, da muestras de cordura, coherencia y efectividad por el bienestar de la ciudad y de sus habitantes.
Pero, para el caso del empalme, cabe recordar que existen una particularidades que hacen a Cartagena una ciudad sui generis. Por ejemplo, mientras que en el mes de enero la mayoría de las ciudades colombianas quedan desocupadas por las vacaciones, La Heroica se colma con miles de visitantes, lo que demanda que la ciudad responda bien en temas de movilidad, servicios públicos y seguridad, entre otros aspectos. En consecuencia, Dumek Turbay se debe ‘inaugurar’ mostrando lo mejor de la ciudad a propios y visitantes, y ello necesariamente debe ser fruto de un buen proceso de empalme.
En el último año de gobierno llueven las interpretaciones sobre comprometer o no vigencias futuras, y ante la no implementación de la modernización administrativa, que dejamos contratada en 2018, sobre todos los contratistas para apoyo de la gestión y, en general, los vinculados a la Administración mediante las aún llamadas Órdenes de Prestación de Servicios (OPS), pesa la incertidumbre; muchos, como los guardianes de espacio público, los vigilantes y las aseadoras, comienzan el año sin contratos… y vienen los traumatismos; ocurre igual con los servicios operativos del Tránsito Distrital (grúas, patios, operarios), personal de CRUE (Centro Regulador de Urgencias), entre otros.
Afortunadamente, por el acuerdo que firmamos en 2019 y que por fin pudo ejecutar esta administración en su tercer año de gobierno, ya los salvavidas están en la planta de personal y se garantiza la seguridad en las playas, lo que representa un problema menos y un gran avance en seguridad ciudadana, incluyendo al turismo.
Otro frente de adversidades prematuras que recibe el nuevo mandatario es que, una vez acaba el receso judicial en enero del 2024, quienes tienen ganadas acciones de tutela o populares al Distrito, pero que no fueron atendidas debidamente, reactivan sus solicitudes de desacato, sin importar quién sea el alcalde. En 2019 encontré 54; no sé cuántas habrá este año, pero a pesar de lo descabellado que nos pueda parecer en este caso la aplicación de la ley, está entre las posibilidades que el recién llegado mandatario tenga que defenderse, por ejemplo, de una orden de arresto dictada por un juez, como consecuencia de incumplimientos de su antecesor.
Es muy importante, entonces, preparar la contingencia jurídica para hacerle frente a estas acciones que comprometen por anticipado la estabilidad de la administración Distrital. Conozco, por varias fuentes, que existen contingencias jurídicas delicadas en Corvivienda por las acciones y omisiones del Distrito frente al proyecto Ciudadela La Paz; y en Valorización por las obras realizadas por concesión, y es recomendable que en desarrollo del empalme se informe en detalles sobre estas, para que no le vayan a explotar en las manos al alcalde entrante, sin estar prevenido.
Confío plenamente en las buenas intenciones de Dumek Turbay, su experiencia y capacidad de gestión; estoy seguro de que demostrará una gran disposición para recibir la información necesaria. Por el conocimiento que me asiste, me siento en el deber de informarle que, por su bien y el de la ciudad, no será suficiente con recibir datos, gráficas, proyecciones, presentaciones, etc. Es por tanto trascendental, que la administración saliente prepare con juicio y precisión en el mes y medio que queda las decisiones para que en enero del 2024, el nuevo gobierno pueda mantener las actividades ordinarias del Distrito en su funcionamiento, así como los servicios que presta a residentes y visitantes.
Sería muy grave que el próximo gobierno quede atado de manos para poder actuar frente a la solución de necesidades urgentes de la ciudad en las primeras semanas de mandato. Ojalá se logre esa colaboración. Estoy seguro que el alcalde electo y su excelente equipo de asesores y colaboradores estarán atentos a lograr un empalme eficiente de acuerdo con las normas y sabrán interpretar el cumulo de información que recibirán.
Aún con pesar debo admitir que no conté en su momento con esa suerte, porque el alcalde actual; próximo a terminar su tristemente célebre mandato, dedicó su énfasis durante el empalme a buscar información que le sirviera para denunciar a personas que consideraba “malandrines”, e inclusive a anticipar que el mayor logro que se proponía en su primer año de gobierno era lograr la extradición de algunos de ellos.
Soy uno más de los convencidos que en esta oportunidad Cartagena cuenta con un timonel bien preparado para que la ciudad emprenda un viaje a puerto seguro, y que sus habitantes aportarán y disfrutarán de esa travesía de cuatro años, con sus buenos equipajes colmados de sinergias, armonía, espíritu constructivo y muchas esperanzas para lo cual y desde su experticia, sabrá elegir a su tripulación, quienes asumirán el gran reto y confianza depositado en ellos, con un altísimo grado de compromiso con la ciudad.
*Ex Alcalde Mayor de Cartagena (e)
Ex Concejal
Ex Personero
Ex Congresista
Ex Contralor Delegado
Abogado, Especialista en Derecho Administrativo, en Derecho Constitucional, en Derecho Publico y Magister en Gobierno Municipal.