Un profundo dolor invade al barrio La Esmeralda y a toda la comunidad magangueleña tras el fallecimiento de la reconocida líder comunal Alba Guerrero, atacada la noche del pasado sábado en su propia casa por quien, según las autoridades, sería su hijo.
El suceso, calificado como un presunto acto de matricidio, ocurrió alrededor de las 7:00 p.m. Vecinos alertaron a la Policía Metropolitana de Magangué tras escuchar pedidos de auxilio. Al llegar al lugar, los uniformados hallaron a Alba con múltiples heridas de arma blanca. Fue trasladada con urgencia al Hospital La Divina Misericordia, pero los esfuerzos médicos no bastaron para salvarle la vida.
“Ha sido un caso estremecedor. Todo apunta a que el agresor es su hijo, de aproximadamente 22 años, quien permanece bajo custodia mientras avanzan las investigaciones”, declaró el coronel Juan Carlos Mendoza, comandante (e) de la Policía Metropolitana.
Hasta el momento se desconocen los motivos que habrían desatado la violencia filiomaterna. La Fiscalía 12 Local de Bolívar ha abierto indagaciones, recopila versiones de testigos y busca esclarecer las circunstancias exactas del crimen.
En San Miguel, la consternación se mezcla con la incredulidad. Allí, donde Alba Guerrero organizaba cada sábado talleres de costura, lecturas y jornadas de solidaridad, hoy los vecinos describen un ambiente de luto y añoranza.
“La plaza donde ella sembraba esperanza ahora se siente vacía y adolorida. Alba siempre fue la primera en tender la mano”, comenta doña Marta Rojas, vecina de toda la vida.
Para expresar el dolor colectivo, la Alcaldía de Magangué convocó a una vigilia en memoria de la líder comunal. La ceremonia se realizará esta tarde en la misma plaza principal, con la presencia de autoridades municipales, líderes vecinales y cientos de ciudadanos que llegarán portando velas y flores.
Mientras tanto, la Policía Nacional mantiene un operativo de seguimiento y protección en la zona, y la Fiscalía evalúa los posibles cargos contra el joven detenido. La comunidad exige no solo justicia, sino también respuestas a un acontecimiento que ha quebrado el vínculo más sagrado: el de madre e hijo.
En el silencio que envuelve hoy a La Esmeralda, el nombre de Alba Guerrerose alza como símbolo de solidaridad y compromiso. Y aunque su voz se apagó de forma violenta, su legado de servicio social y unión vecinal perdurará en cada rincón de Magangué.
