En los pasillos del poder y en los rincones de la provincia bolivarense, el nombre de Fernando Niño Mendoza suele escucharse, unas veces entre murmullos y otras con fuerza. El actual representante a la Cámara por el Partido Conservador ha confirmado en varios círculos su intención de repetir curul en las elecciones legislativas de marzo de 2026, aunque esta vez lo hará sin el respaldo de la casa Montes.
Con la figura del exsenador William Montes Medina —conocido como “El Ajedrecista” por su capacidad de mover fichas con precisión milimétrica— enfocada en lanzar a su hijo, Miguel Montes Curi, como su heredero político, Niño Mendoza queda solo en una jugada que lo obliga a construir su capital político a pulso, con votos propios, discurso renovado y una estrategia territorial más audaz.
“Tengo capacidad para seguir. He hecho política de frente, recorriendo el territorio con humildad, sirviendo a la gente”, aseguró el congresista en entrevista con Cartagena en Línea. Y lo cierto es que esa narrativa de cercanía y trabajo ha sido su bandera desde que ingresó al Congreso, aunque ahora el reto es mayor: conquistar a un electorado disperso, en un escenario competitivo y con liderazgos emergentes.
Niño habla sin rodeos de abrir “una nueva postura conservadora en el departamento”, más social, más moderna. Una visión donde, según él, “el orden es importante, pero siempre debe estar al servicio de la ciudadanía”, y donde el desarrollo económico sea una escalera que eleve a las familias trabajadoras. “Quizás haya espacio para una nueva idea dentro del conservatismo, más conectada con los tiempos de hoy”, dijo.
En la última convención del Partido Conservador, defendió el derecho de los actuales congresistas a postularse nuevamente, tal como lo establece el reglamento. “Eso me permite, desde adentro, seguir ayudando a que el partido crezca”, afirmó.
En las elecciones de 2022, Fernando Niño obtuvo 42.178 votos, un respaldo significativo que lo convirtió en uno de los congresistas conservadores más votados del departamento. Sin embargo, ese caudal electoral estuvo impulsado en buena parte por el engranaje de la casa Montes. Sin ese soporte en 2026, la apuesta se vuelve más riesgosa.
En la lista conservadora que se está configurando, Niño Mendoza parece ser el rostro de la resistencia y la reinvención. Sin ajedrecista detrás del tablero, tendrá que jugar sus piezas con habilidad, apelando no solo a su trayectoria legislativa, sino también a una narrativa que combine tradición con renovación. No obstante, nadie sabe qué jugada planea Montes, debido a que su sobrino Andrés Guillermo Montes, también repite en la Cámara por el mismo partido, el Conservador.
El reloj electoral avanza, y en Bolívar, donde el conservatismo ha sido sinónimo de poder, Fernando Niño sabe que la política ya no se juega solo con votos prestados. Ahora, más que nunca, se trata de convencer.
¿Podrá volver a repetir curul en la Cámara de Representantes?