En un sombrío episodio en un andén de la Avenida Santander, cerca del conocido Boquetillo, se encuentra el cuerpo sin vida de Firulais, un perro callejero que aparentemente perdió la vida en un trágico incidente con un conductor insensible el fin de semana pasado. Aunque en un principio su cuerpo reposaba en medio de la vía, alguien lo trasladó al andén y lo cubrió con un saco en un intento de ocultar la desoladora escena. A lo largo de los días, el cuerpo de Firulais ha enfrentado inclemencias climáticas, soportando el ardiente sol y las lluvias implacables, lo que ha llevado a su descomposición. El desagradable hedor que emana de su cuerpo afecta a aquellos que transitan por la zona, generando una perturbación palpable en el área; sin embargo, la indiferencia parece ser la respuesta dominante entre los transeúntes y autoridades.
“Este triste suceso ejemplifica lamentablemente la actualidad de Cartagena, una ciudad que parece haber sido abandonada por todos”, lamentó Jaime Tapia, un peatón que cruza diariamente por la Avenida Santander, visiblemente consternado.
Jesús Gildardo, otro residente sexagenario que transita la avenida en las primeras horas de la madrugada, expresó su desaliento ante la situación: “Llevamos varios días soportando esta espantosa imagen porque las autoridades ni el consorcio de aseo Pacaribe aún no han tomado acción para retirar el cuerpo del perro”, comentó con pesar.
De la historia de Firulais se conoce poco. Este perro criollo fue víctima del abandono por parte de alguien, lo que lo llevó a vivir en las calles, vagando sin rumbo fijo hasta que su destino trágico fue sellado por las ruedas de un vehículo conducido por conductor sin escrúpulos. Su vida, que alguna vez estuvo llena de incertidumbre y supervivencia, llegó a un desolador final en una avenida transitada, dejando atrás un recordatorio de la fragilidad de las vidas desamparadas en la ciudad que alguna vez fue heroica.