En los patios de tierra de Olaya Herrera y El Pozón, hace más de tres décadas, un grupo de vecinos decidió organizarse para resolver, desde la solidaridad, los problemas de salud que los golpeaban día a día. Así nació la Cooperativa Multiactiva Coosalud, una apuesta comunitaria que se convirtió con el tiempo en uno de los modelos más exitosos de economía solidaria y en un referente de prestación de servicios de salud a nivel nacional.
Hoy, 31 años después, los fundadores de la cooperativa levantan su voz con una mezcla de nostalgia y preocupación. Piden al presidente Gustavo Petro que el proceso de intervención que atraviesa la entidad, bajo la dirección de la Superintendencia de la Economía Solidaria desde diciembre de 2024, no se traduzca en el desmantelamiento de un proyecto nacido desde las entrañas de Cartagena popular.
“Nuestra preocupación es que, después de tres interventores en nueve meses, no sabemos cuál es la situación real de nuestra cooperativa. Queremos que el Presidente nos diga qué está pasando, porque esta empresa nació de nosotros, de los asociados, no del Estado”, expresó con firmeza Carlos Castro Villadiego, socio fundador.
Los fundadores insisten en que los argumentos que justificaron la intervención —supuestas falencias en estados financieros y estructura administrativa— no corresponden a la realidad de la organización. Para Margarita Ortega Valdés, otra de las mujeres que levantó los primeros ladrillos del proyecto comunitario, lo verdaderamente grave es la falta de transparencia y de comunicación con los asociados:
“Hoy, tras tres interventores, no hay resultados claros y lo único que sentimos es intranquilidad. Los asociados están dejando de aportar porque no ven estabilidad. La cooperativa se construyó con nuestro esfuerzo, sin un peso del Estado, y ahora somos los últimos en enterarnos de lo que ocurre”, lamentó Ortega.
El reclamo no es solo por información. También es por el sentido mismo de la cooperativa: una escuela de liderazgo que formó profesionales, creó programas para adultos mayores, impulsó proyectos comunitarios y sacó a cientos de familias de la pobreza. “Cuando empezamos ni siquiera éramos bachilleres, hoy somos profesionales que crecimos con la cooperativa. Por eso duele que no sepamos para dónde va, ni qué dice el supuesto plan de recuperación que firmaron a espaldas de los asociados”, agregó Castro.
La falta de socialización del plan de recuperación preocupa especialmente a Aniano Marimón Carmona, otro de los fundadores. Él recuerda que tuvieron que recurrir a derechos de petición e incluso a una tutela para exigir respuestas. “La intervención debe ser para mejorar, no para destruir. Estamos dispuestos a aportar en la solución, pero necesitamos conocer los términos del proceso y que se nos devuelva la voz dentro de nuestra propia organización”, reclamó.
El mensaje de los fundadores es contundente: temen que la intervención se convierta en un mecanismo de desarticulación, de pérdida de confianza y de desarraigo de una entidad que nació de la gente y para la gente. Por eso, su llamado es directo al jefe de Estado:
“Pedimos al Presidente que venga a Cartagena, que conozca nuestra historia y escuche a quienes construimos esta cooperativa desde las calles de Olaya y El Pozón. No queremos retroceder, queremos recuperar el espíritu solidario que dio origen a Coosalud”, concluyeron.
En el trasfondo de estas voces resuena una advertencia: Coosalud no es solo un actor del sistema de salud, es también un símbolo de organización social. Y para quienes la fundaron, dejar que se apague ese espíritu sería traicionar las raíces de un modelo que demostró que la solidaridad también puede construir instituciones de alcance nacional.