Desde Villavicencio hasta los escenarios más emblemáticos de Colombia, Andrés Ramírez, un joven de 22 años, ha convertido el freestyle en un arte capaz de cambiar vidas. Maestro de la improvisación, cada rima suya es un manifiesto de fe en los sueños, el esfuerzo y la posibilidad de transformar cualquier entorno con pasión y perseverancia. Incluso la discapacidad visual, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en su mayor fortaleza, inspirando a todos los que tienen el privilegio de conocer su historia.
Un visionario en formación
La trayectoria de Andrés comenzó en 2016, cuando descubrió que sus habilidades para improvisar no solo eran un talento natural, sino una herramienta poderosa para alcanzar metas más grandes. Inspirado por figuras como Loquillo, encontró en el freestyle un vehículo para transmitir mensajes profundos y romper barreras.
“Las limitaciones son solo obstáculos que se pueden superar con ganas y dedicación. He visto personas lograr cosas increíbles contra todo pronóstico, y eso me impulsa a seguir soñando y creciendo”, comparte Andrés, recordando los inicios de su carrera.
A pesar de los desafíos de vivir con discapacidad visual, ha construido un camino sólido donde su visión única del mundo se refleja en la profundidad de sus rimas y su capacidad para conectar con las personas.
Freestyle con propósito
Más allá de las batallas, Andrés entiende el freestyle como un lenguaje universal que conecta corazones y mentes. “Improviso sobre lo que somos y lo que podemos lograr. Quiero inspirar a otros a superar obstáculos y perseguir sus sueños”, explica.
Su carrera incluye participaciones en destacados eventos nacionales e internacionales. Sin embargo, para Andrés, más importante que los triunfos es el impacto de su mensaje:
“No se trata solo de ganar, sino de disfrutar cada paso y dejar algo positivo en quienes me escuchan.”
Cartagena: Una musa constante
Entre las ciudades que han marcado su trayectoria, Cartagena ocupa un lugar especial en el corazón de Andrés. “Cada visita a Cartagena me llena de inspiración. La calidez de su gente y la historia de la ciudad me recargan de energía y refuerzan mi compromiso con el arte,” comenta.
Cartagena no solo ha sido un destino, sino un escenario donde ha conectado profundamente con las audiencias, enriqueciendo su arte y su propósito.
Un capítulo especial: Inspiración para los graduandos
Uno de los momentos más destacados de su trayectoria reciente ocurrió durante la ceremonia de grados del Internacional School. Andrés no solo compartió su talento con los jóvenes graduandos, sino que les regaló un mensaje cargado de inspiración:
“Es un honor participar en un evento tan significativo. Mis rimas son más que palabras; son un llamado a creer en sus posibilidades. Los sueños son posibles si se trabajan con pasión y constancia.”
Ser un visionario: Más que un título, un propósito
El apodo de “visionario” encierra la esencia de Andrés: constancia, valentía y fe en el futuro. Para él, un visionario no solo sueña, sino que actúa con determinación para convertir sus metas en realidades.
“Un visionario es quien transforma los desafíos en oportunidades. Mi mensaje es claro: no dejen de creer en ustedes mismos. Cada paso que damos nos acerca a lo que queremos ser.”
El legado de Andrés Ramírez
Con cada rima, Andrés demuestra que el freestyle no es solo un arte, sino una herramienta de transformación. Su historia es un testimonio de que las limitaciones solo existen si las aceptamos y que, con determinación y pasión, los sueños pueden convertirse en un legado que inspire a otros.
En palabras de Andrés:
“La vida me enseñó que no importa cuán grande sea el desafío, lo importante es cómo decidimos enfrentarlo. Y yo elegí hacerlo con música, con palabras, y con la certeza de que los sueños no tienen límites.”