En el cielo de Cartagena, sobre el barrio Zapatero, no era un ave ni un avión: eran los drones de la Policía Nacional. Y desde las alturas, captaron una escena que en segundos desencadenó una operación precisa y fulminante: tres hombres, sorprendidos con 228 dosis de marihuana y 60 de base de coca, intentaban huir desesperadamente entre calles polvorientas y veredas estrechas.
Los capturados, conocidos en el bajo mundo como “El Migue”, “El Carlos” y “Núñez”, de 23, 34 y 34 años, fueron localizados gracias al despliegue de tecnología de punta. Desde el control aéreo, los drones transmitieron en tiempo real cada movimiento sospechoso. Y en tierra, las patrullas ya sabían hacia dónde correr.
Los registros oficiales cuentan que los tres sujetos tenían en su prontuario seis anotaciones judiciales: tráfico de estupefacientes, acceso carnal violento, violencia intrafamiliar, hurto y daño en bien ajeno. No era su primera vez lidiando con la ley, pero sí sería la última vez que subestimaron la vista aguda de un dron policial.
Una vez reducidos, los agentes hallaron entre sus pertenencias las bolsas que pretendían distribuir a varios expendios de la zona. Esta incautación representa un golpe más en una lucha diaria contra el microtráfico en Cartagena, una ciudad donde las sustancias ilegales muchas veces financian no solo pequeños negocios clandestinos, sino también cadenas de violencia y muerte.
“Estamos dando golpes contundentes contra estas estructuras multicrimen que se disputan el tráfico local y además son generadoras de hechos violentos y homicidios”, afirmó el brigadier general Gelver Yecid Peña Araque, comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena. Y celebró que en lo que va del año ya van 981 capturas por tráfico de drogas.
Pero el operativo no terminó ahí. Los detenidos y las sustancias decomisadas fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la Nación, mientras la Policía, bajo su modelo de servicio orientado a las personas y los territorios, redobla esfuerzos para devolverle la tranquilidad a los barrios más afectados.
Desde el cielo y el suelo, la caza contra el microtráfico no se detiene.