En los Montes de María, donde el viento parece traer desde lejos el eco de gaitas y tambores, la historia de un pueblo se hizo más grande. Este 15 de agosto, la cumbia sanjacintera fue declarada oficialmente Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, un reconocimiento que no solo celebra su sonoridad única, sino la fuerza cultural de una comunidad que ha hecho de la música, la palabra y la artesanía, su carta de identidad ante el mundo.
La jornada coincidió con la entrega de dos nuevos espacios que marcarán un antes y un después en la vida cultural y productiva del municipio: la Casa de la Cultura y la Casa del Artesano. Ambos escenarios nacen como centros para la formación, el emprendimiento y la preservación de la memoria colectiva.
Un legado que trasciende generaciones
San Jacinto no es solo un lugar en el mapa: es una leyenda viva. De aquí partieron los sones que Andrés Landero convirtió en himnos del acordeón sabanero y que resuenan en el mundo; los cantos que el maestro Adolfo Pacheco llenó de poesía; las melodías que Los Gaiteros de San Jacinto llevaron a escenarios internacionales hasta conquistar un Grammy Latino. Es también la tierra que vio al “Rey de la Cumbia” sembrar en cada acorde un pedazo del alma caribeña.
Este reconocimiento a la cumbia sanjacintera, entregado por la ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani, es también un homenaje a ellos y a todos los portadores de tradición que, con paciencia de artesano y resistencia de campesino, han mantenido viva esta herencia.
“Hoy escribimos una nueva historia para San Jacinto… que la gaita nunca se silencie y que las nuevas generaciones no dejen de formarse”, expresó emocionada la alcaldesa Merly Viana Pérez durante la ceremonia.
“San Jacinto es un pueblo que canta su historia y teje su futuro. Hoy celebramos que la cumbia, esa herencia que nació en nuestras calles y patios, sea reconocida como Patrimonio de la Nación. Este es un triunfo de nuestros maestros, de nuestros niños y de todos los que, con gaita, tambor o aguja, siguen defendiendo lo que somos. La cultura es nuestra mayor riqueza y hoy volvemos a decirle al país que aquí está viva”, indicó.
Cultura que impulsa economía
La Casa de la Cultura nace como el nuevo corazón creativo del municipio: aulas para la enseñanza musical, espacios para la danza, archivos para preservar la memoria y talleres de formación en artes escénicas y visuales. Allí, los niños aprenderán directamente de maestros gaiteros, cantadoras y decimeros, para que la tradición siga fluyendo como río de montaña.
La Casa del Artesano, bajo la operación de Artesanías de Colombia, ofrecerá una vitrina permanente para los oficios ancestrales: mochilas en hilo y fique, sombreros, tallas en madera, tejidos y cerámicas que narran la historia de la región. Será además un punto de comercialización que dignifique el trabajo manual y fortalezca la economía creativa de Bolívar.
Un festival que es alma del pueblo
La entrega de estos reconocimientos y espacios se enmarca en el Festival Autóctono Nacional de Gaitas, que este año celebra su versión número 33, del 14 al 17 de agosto. En estos días, San Jacinto es un territorio tomado por la música: comparsas, parrandas, talleres y concursos hacen que las calles se conviertan en un escenario abierto, donde cada nota es una invitación a bailar.
El eco de las gaitas no solo recorre las montañas y sabanas, sino que se proyecta hacia el futuro, recordando que la cultura no es un adorno, sino el alma misma de un pueblo. San Jacinto, con su cumbia, su gaita y su gente, confirma que hay tradiciones que no envejecen, sino que se vuelven eternas.