Cartagena siempre ha sido una ciudad de puertas abiertas. Pero a veces, entre sus murallas y esquinas cargadas de historia, también se esconden pasados que buscan el olvido. Así vivía Lina María López, conocida con el alias de “Peluca”, una mujer que durante dos décadas logró burlar a la justicia, pese a cargar sobre sus espaldas un crimen atroz: el asesinato de un policía, ocurrido en la habitación de un motel en Manizales, en el año 2005.
La historia, que parece sacada de una novela negra, comenzó a desenredarse en silencio. Gracias a un minucioso trabajo de inteligencia adelantado por la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN) de la Policía Metropolitana de Manizales, el pasado regresó con fuerza a tocar su puerta. El resultado fue su captura en Cartagena, donde llevaba años escondida bajo otra identidad, convertida en comerciante, madre de dos hijos, y lejos –aparentemente– del rastro de sangre que dejó atrás.
Un crimen marcado por la sevicia
Todo ocurrió hace casi 20 años. Según el expediente, “Peluca” drogó a un patrullero adscrito a la especialidad de Carreteras, en el interior de un motel manizaleño. Minutos después, lo atacó con brutalidad, propinándole 59 puñaladas en el cuello, el pecho y el abdomen. El crimen conmocionó a la ciudad. La sevicia, el escenario y la condición de la víctima dejaron una huella imborrable en los anales policiales.
Tras ser inicialmente reseñada por el delito de homicidio, “Peluca” desapareció del mapa. Las autoridades creían que había cambiado de ciudad. Nadie imaginó que con el paso de los años terminaría en la costa Caribe, reinventando su vida con un nuevo nombre y un número de cédula obtenido fraudulentamente.
Cartagena: refugio y fachada
En la Heroica no era una desconocida. Se hacía llamar con otro nombre y tenía una imagen respetable: era una comerciante que participaba en ferias locales y decía ser madre separada, dedicada a sus hijos. Sin embargo, en los archivos de la justicia, la mujer seguía figurando como prófuga por homicidio agravado y tentativa de hurto.
La captura fue posible gracias a un cotejo dactiloscópico entre sus registros antiguos y los actuales del sistema ABIS. Las huellas no mienten. Su rostro, también sometido a análisis morfológico, coincidía con el de la mujer que en 2005 fue reseñada por homicidio. El disfraz de los años se desvaneció en minutos.
La justicia la alcanza
Con las pruebas en mano, la SIJIN procedió a la captura. Peluca, la mujer que creyó haber enterrado su pasado, fue notificada de una sentencia de 34 años de prisión, condenada como responsable del brutal asesinato. Además, será procesada por falsedad personal, al haber engañado a la Registraduría Nacional para obtener una nueva identidad, con la que logró esquivar la ley por dos décadas.
Además de su condena por homicidio, en su nuevo historial también aparecían anotaciones como indiciada por violencia intrafamiliar y falsedad en documento público.
Un mensaje claro
La Policía Nacional resaltó que este resultado es fruto del compromiso institucional con la justicia y el esclarecimiento de crímenes que atentan contra la vida, la integridad de los ciudadanos y la honra de sus miembros. La captura de “Peluca” no solo cierra un capítulo pendiente con la justicia, sino que también revela que, aunque el tiempo pase y los rostros cambien, los crímenes graves no se olvidan.
El pasado puede esconderse por un tiempo, pero siempre encuentra la forma de volver.