La historia política de Cartagena en los últimos años se ha manifestado a través de una garganta metálica que anuncia inestabilidad y decepción.
Quedan pocos días para conocer oficialmente a los candidatos a las corporaciones públicas en la ciudad, por lo que será el momento de poner el punto y aparte para decidir de manera categórica y sin apatía a quién acompañaremos para sumar y finalmente elegir en octubre.
Frente a esto, no podemos permitir que la inestabilidad pasada nos desanime. Más bien, debemos utilizarlas como un llamada a la acción para involucrarnos activamente en el proceso político y hacer oír nuestra voz.
En este escenario, los jóvenes representamos una fuerza vital y dinámica, ya que poseemos una perspectiva fresca y creativa.
Es hora de que asumamos la responsabilidad de nuestro ciudad, en lugar de esperar pasivamente a que otros tomen decisiones en nuestro nombre.
Por lo que nuestra tarea en los próximos meses será impulsar la participación cívica en nuestra comunidad. Organizar debates, foros y actividades de educación cívica como herramientas que podemos utilizar para fomentar un diálogo abierto y constructivo sobre las necesidades y expectativas de la ciudadanía.
Ademas, debemos exigir que los candidatos aborden de manera concreta y realista los problemas fundamentales que enfrentamos, como la falta de empleo, la inseguridad y la preservación del patrimonio cultural y natural de Cartagena. Lo anterior, sin populismo ni discursos de bueno y malos.
Porque nuestra ciudad merece un liderazgo juvenil representado en la experiencia.
*Abogado