La mañana de hoy reveló un enigma en el corazón del barrio Olaya Herrera, al identificar a Peter Brownell Obrien como el ciudadano estadounidense encontrado desorientado en un caño, aferrándose a una bolsa plástica que resguardaba meticulosamente sus documentos. Aunque se barajaron especulaciones sobre escopolamina y robo, las autoridades policiales rápidamente descartaron tales hipótesis.
Peter Brownell Obrien a veces rie y otras no. Su estado es el de una persona ausente.
La odisea de Obrien se remonta al jueves pasado, cuando fue descubierto dormido en estado de alicoramiento por policías en el Parque Apolo.
Su pareja, oriunda de Cartagena, emprendió una búsqueda que culminó con su ingreso al Hospital Universitario de Cartagena (HUC) el viernes anterior. Sin embargo, hoy, tras el enigmático hallazgo en Olaya Herrera, las circunstancias han dictado su traslado nuevamente al HUC dado el grado de intoxicación.
La narrativa de la pareja del ciudadano estadounidense, con quien comparte residencia en un barrio al sur de Cartagena, destaca la complejidad de la situación. Mañana, las autoridades migratorias serán convocadas para someter a escrutinio la veracidad de la información, revelando así las capas más profundas de este intrigante episodio.
Aunque el gringo díscolo sigue siendo un misterio, su vida pende de un hilo, y es gracias a quienes lo encontraron que se evitó un desenlace aún más trágico.
La comunidad permanece en vilo, y las autoridades están en alerta ante la incertidumbre que rodea a este singular protagonista de la crónica cartagenera.