Una vez más se cumplió el adagio: “El que entra como Papa, sale como cardenal”. Esta vez, apareció León. Un nombre que describe su programa pastoral. Al comienzo retumbó: pasar de Francisco a León. Pero, detengámonos un poco, en dos
posibles motivos:
1- Por León, el fraile, uno de los más cercanos y leales integrantes de la primitiva orden franciscana, la “ovejuela de Dios”, le llamaba San Francisco. Fue su secretario, enfermero y confesor. Le dedicó la bendición Aarónica. Otros textos franciscanos hablan de su relación de fraternidad y confianza del Santo de Asís con fray León. Que después de Francisco, siga León, ya es un signo.
2- En la secuencia de sucesores del apóstol Pedro, León XIII, fue un papa inmenso: con el papado más extenso de la historia, puso sobre la mesa un tema potente: la dignidad laboral, con una encíclica “revolucionaria” para su tiempo: la “Rerum Novarum”, base de la doctrina social de la Iglesia. Además, fue quien empezó a preparar el ambiente para la puesta al día de la Iglesia con el Concilio Vaticano II. León XIII promovió la devoción al Espíritu Santo, es decir, recordó la carismaticidad de la Iglesia, poniendo en el centro lo fundamental: ser el cuerpo místico de Cristo presente en el mundo.
Hoy la actitud de los creyentes es de gratitud, luego de estos últimos pontificados inspiradores y responsables. Además, es muestra de que la Iglesia es una institución anacrónica -tan antigua como nueva-, que no busca esnobismos solo para congraciarse con gobiernos, movimientos o ideologías (en algunos momentos el León deberá rugir fuerte), sino que responde a una misión divina con un compromiso terrenal: mantener viva la llama de la fe, en movimiento el soplo de la esperanza y en acción la fuerza de la caridad.
León XIV es el Papa que Dios suscitó en este momento de la historia. Un momento fuerte, complejo en todos los aspectos, donde los sectores, creyentes o no, esperan una respuesta de la Iglesia. El montón de imágenes que ha suscitado la elección dan cuenta de una persona sencilla, serena, inteligente, con el mundo en la cabeza y la experiencia de haber ocupado servicios de liderazgo en muchos escenarios, es decir, está preparado para ser un hermano y Papa hasta que Dios lo disponga.