Opinión

La delincuencia en Cartagena no solo es un problema social

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César Pión, ex concejal de Cartagena.


Delinquir es cometer un delito, que puede incluir perpetrar, atentar, transgredir, infringir, contravenir, violar, robar, matar y asesinar. Cartagena es un caso de estudio relevante para organizaciones mundiales, la presidencia, gobernantes locales, académicos y organizaciones de salud. Muchos habitantes predispuestos genéticamente a la violencia han acentuado y metilado su ADN debido a las experiencias negativas y multifactoriales de la ciudad en los ámbitos ambiental, familiar y laboral. Este problema se remonta desde el maltrato en la época de la esclavitud hasta la exclusión actual.

En Cartagena, el 80% de las viviendas se encuentran en los estratos 1 y 2, el 18% en el estrato 3, y solo el 2% en los estratos 5 y 6. Además, hay 600 personas en pobreza monetaria, el desempleo aumentará al 13.7% en 2024, y 10,000 bachilleres se quedan sin estudiar cada año. Muchos hogares enfrentan problemas como la prostitución, drogadicción, violencia marital y barrial, lo cual no sólo afecta la genética del sistema nervioso central, sino que también fomenta instintos desbocados como la ira y la agresión. Esto ha alterado el comportamiento humano, reduciendo el miedo al delito y fomentando estrategias grupales para atemorizar a la sociedad.

En 1998, predije que enfrentaríamos una “raza cabunga” con defectos, donde la salud pública debe desempeñar un papel crucial. La comunidad debe entender que este problema no se resolverá de la noche a la mañana y los resultados no serán inmediatos. ¿Qué se puede esperar de la salud mental de los niños y adolescentes nacidos en lugares conflictivos como Gaza y Ucrania?

En Cartagena, la violencia doméstica, el consumo de sustancias alucinógenas y la prostitución obligada por la necesidad son comunes. Estos factores promueven el temor, la angustia, el resentimiento, el odio y los deseos de venganza.

Un estudio internacional publicado en la revista “Molecular Psychiatry”, con la participación de expertos de la Facultad de Biología y de los institutos de Biomedicina y de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) de la Universidad de Barcelona, encontró que muchos genes se relacionan con la agresividad. Noelia Fernández Castillo y Bru Cormand, jefe del Grupo de Investigación de Neurogenética en la UB, son miembros del consorcio internacional multidisciplinar Aggressotype, que estudia las causas biológicas y ambientales de la agresividad. Han identificado varios genes candidatos en humanos y modelos animales que predisponen a alteraciones de la conducta.

Por lo tanto, no se trata de una tarea simple. Todos debemos sumarnos a un proceso urbano de paz.

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